París es la ciudad más poblada de Francia con más de dos millones de habitantes. Se ubica en el norte del país, en el centro de la cuenca parisina y a ambos lados de un meandro del río Sena. En el centro de la urbe, constituyendo su parte más antigua, se ubican las islas de Saint-Louis y de la Cité. Su área metropolitana es la segunda más extensa de Europa y suma más de 12 millones y medio de habitantes. Y aunque la ciudad es en general plana, se sitúa desde 35 metros sobre el nivel del mar y asciende hasta los 130 metros de la colina de Montmartre.

Como para conocer bien una ciudad hay que pasearla, París está pensada para eso. Está conectada por puentes entre los que destacan el Pont Saint Michel, el Petit Pont y el Pont de l’Archevêché, pero en especial el Pont Neuf, el más antiguo de la ciudad. París son calles residenciales, barrios mágicos, pequeñas tiendas, grandes boutiques e incontables restaurantes y cafés donde degustar lo mejor de la gastronomía francesa. Sus monumentos, plazas y callejuelas empedradas invitan al visitante a descubrir los detalles de la ciudad del amor, la ciudad de la luz, la localidad predilecta de los turistas. En esta metrópoli nace la revolución francesa que bien vale una visita a la plaza de la Bastilla, la cual conmemora la independencia del país y donde una pequeña marca recuerda la famosa cárcel que asaltaron los revolucionarios franceses en el año 1789. París no termina en ninguno de estos rincones, también conviene parar a repostar en alguno de sus bares o restaurantes y dejarse conquistar por el estómago pues la gastronomía de esta ciudad es considerada una de las mejores del mundo.